lunes, 19 de septiembre de 2016
Tres noches
Antenoche, una lluvia torrencial, sin rayos ni sobresaltos.
Solo cortinas de agua, en la oscuridad, limpiando el aire de ti, de él, de todo.
Tras de sí, frescor y olvido.
Anoche, tormenta de truenos. De los que abren el cielo y el pecho en dos, en mil.
Un desgarramiento inquietante.
Al final, de nuevo la lluvia y la promesa de una mañana recién nacida.
Quién sabe lo que esta noche depare.
Quizá cerrar la ventana para que el viento no eche todo a volar.
Pero no del todo.
Siempre una rendija abierta para que entre el aire nuevo.
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