domingo, 24 de noviembre de 2019

Para mi tía Olga


En enero de este año, me encontré un clavel. En el jardín de doña Pina. Faltaban muchos meses para el cumpleaños de mi tía Olga, pero lo fotografié y se lo guardé. Por fin le había encontrado su flor favorita.  


Hoy no tengo que salir a la calle a buscárselo. Hoy me quedo en casa, mirando por la ventana. Hay resolana. El cielo está blanco de nubes y hay viento. Poco. Las hojas, amarillas y cafés, tiemblan. Algunas caen y van danzando en el aire hasta llegar al piso. Me encantaría capturar alguna con mi cámara. En ese viaje.

Y te extraño, tía, como siempre. Durante tantos años. Extraño tus consejos, aunque a veces fueran extremos. Extraño nuestra confianza. Extraño tus cafés con leche y tu salsa de tomate verde, tus tostadas y tu tinga. Los jueves de comida en tu casa. Extraño el espacio seguro de tu amor. Y lo tengo dentro. Ese lugar calientito donde soy como soy y está bien.

Te beso. Te abrazo. Te recuerdo.

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