domingo, 29 de marzo de 2020

la compra 3


Fue infinitamente peor que la 2. En sábado, no habrá tanta gente, decía Ana. ¿Por qué lo dirá?, me pregunté yo. (Los misterios del pensamiento mágico.) Y claro, había cola afuera del súper, con personas que dejaban entre sí 1 o 2 metros, a veces en el sol a veces en la sombra. Pero esa distancia no era la peor, sino la emocional.

En el feisbuc alguien decía que viéramos las medidas de confinamiento y aislamiento como un acto de amor. Lo que había ayer en mi barrio, era miedo. Enojo. Desesperación. Desconfianza. Enmascarilladas. Nadie te miraba a los ojos ni te dirigía la palabra, salvo lo mínimo necesario para ver dónde acababa la cola. Eso sí, la mujer de enfrente me fumaba encima (vale, el viento la ayudaba) sin ningún miramiento. Y, además, hablaba a todo pulmón por su móvil como si ella fuera LA víctima del fin del mundo, tronco.

¿Y la solidaridad? Por fortuna un poco se coló en el guardia a la entrada del súper que me dio unos guantes de plástico. Y, sobre todo, en el cajero, un chico joven al que fue fácil imaginar sonriendo, que me ayudó a empacar, que me dijo que no había prisa, que me trató como persona, no como enemigo potencial. Espere que le doy el tiquet, que la policía lo está pidiendo, me dijo antes de despedirnos.

Tengo la impresión de que esta actitud de miedo y desconfianza, más allá de ser una reacción normal en tiempos de crisis, obedece también al lenguaje bélico que ha permeado el manejo del coronarvirus desde el día 1. El virus es el enemigo. Hay que vencerlo entre todos. Estamos en guerra. No nos rindamos.

Y no, no estamos en guerra. No hay un enemigo a vencer, porque entonces cualquiera puede serlo y esa visión nos separa de los demás, en vez de unirnos. En una situación de guerra siempre habrá buenos y malos y cuando el enemigo es invisible, como el virus, es muy fácil confundirse y empezar a discriminar, a atacar a quien nos parezca mejor (un chino, un italiano, Pedro Sánchez) y eso destruye el tejido de la compasión, de la solidaridad, del amor.

Estamos en una situación desfavorable compartida (karma colectivo dirían los budistas) y necesitamos tomar acciones para superarla, pero no a costa de acentuar la dualidad, la diferencia y lo que nos separa de los demás, sino al contrario. Necesitamos centrarnos en lo que nos une y nos hermana y nos hace ser viajeros en el mismo barco, que a partir de mañana, en España, llevará la bandera del confinamiento total. De esta manera, innovadora en nuestra sociedad capitalista y egocéntrica, podríamos incluso enfrentar otras crisis, como la del cambio climático (ojalá esto no sea una actitud mía de pensamiento mágico).

En fin, que quizá podríamos empezar a sonreír, aún con la mascarilla puesta, o a hablar del clima o hacer alguna broma en la cola del súper o de la farmacia (si es que podemos seguir haciendo cola en el súper o en la farmacia).

Volver a casa después de la compra fue, sin duda, un alivio.
(Y qué fortuna poder ir a comprar al súper y poder volver a una casa. Pese a todo.)

2 comentarios:

  1. Que fuerte!! Sí, el miedo sigue haciendo de las suyas, qué difícil mantener una actitud de unión cuando se nos ha olvidado que el Amor todo lo puede. Desde que conocí el enfoque de la vinculación y ahora diario me empeño en practicarlo, me ha dado alivio al alma y certeza de que así quiero vivir. Acá en casa, con mi mejor maestro Jorge, practicando la paz en medio de su tormenta de angustia (que seguro refleja algo de la mía) pero agradecida de la oportunidad de desarrollar esta compasión y empatia que tanto necesitamos.
    Junto con la comunidad de vinculadores, que formamos hace meses, diario hay un foro por Zoom, para acompañarnos en este tiempo.
    Puedes darle like a la página viviendo juntos y ahí está la info. Por si quisieras un día unirte.
    Te dejo un abrazo apretado, sentido, mirándote a los ojos con certeza de que todo va a estar bien.
    Cuídate, te quiero

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  2. Que fuerte, Adela!!
    Veremos como nos va aquì
    Un abrazo grande.. Pienso mucho en tì que te fuiste tan contenta a explorar la España..
    No desesperes.. Pronto se reanudan las actividades.. Mientras tanto, cùidate!

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