sábado, 4 de abril de 2020

Hoy


Hoy abro la ventana del despacho. La de mi lado del escritorio, para que no me dé el aire tan directo. Ya no está tan frío, de momento. El sol ha vuelto, de momento. Me arriesgo, porque la manija de la ventana está medio floja. Espero poder volverla a cerrar. La atoro con el envase vacío de una caja de Galletas Relieve del Carrefour.

El aire entra. Discreto. Y con él, los cantos de todos los pájaros de Madrid. Ya no chocan contra el cristal doble. (Qué engañoso es el cristal doble. Deja la mitad de la vida afuera.)

Apago la música de mi computadora. 

Qué alivio. Es una mera rendija en el encierro. Qué fortuna tener esta rendija en el encierro y sentir la vida de afuera, que se siente más viva, fundiéndose con la de adentro.

Es medio día, y del otro lado de la calle, es el vecino (ahora sí lo distingo) quien recorre el largo pasillo de su penthouse. (Estuvieron ambos guardados durante los días de frío y nieve y los extrañé.) Entra y sale por el mismo sitio que su mujer. Lleva una gorra para el sol. Camina bastante más lento que ella. Como si llevara el mundo a cuestas. O, quizás, así disfruta más de su caminar. No tiene idea que lo miro. Su mirada se dirige hacia adelante, no hacia abajo.

En la última ojeada que echo, los veo a los dos, cruzándose en su paseo. (Primera vez que sucede o que lo atestiguo.)

(Ana me explica que no es penthouse, que aquí se llama ático. Que no es pasillo, que en realidad es una terraza bastante ancha, donde incluso la pareja hacía recepciones para alrededor de 40 personas para celebrar a la Virgen del Carmen. Ella es MariCarmen y él, Ramón. Son figuras públicas. Sobre todo él. Y yo aclaro todo esto, para que mi percepción equivocada no mancille la realidad de los vecinos. Que para mí son eso, mis vecinos. Mis compañeros de confinamiento, en dos orillas de una misma calle.)

Y los árboles del otro lado de la ventana cada día tienen más hojas nuevas. Siguen reverdeciendo. Como si nada.


2 comentarios:

  1. Me dio mucho gusto hablar y verte, seguro que pasando el túnel, nos habremos renovado como las hojas verdes❤️

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    1. Seguro que sí, amiga, y volveremos a abrazarnos en persona y platicar durante horas. Te quiero. Gracias por acompañarme siempre en este espacio.

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