No huyas de la ternura incómoda
La calidez natural que emerge cuando experimentamos dolor incluye todas las cualidades del corazón: amor, compasión, gratitud, ternura en cualquiera de sus formas. También incluye soledad, pena y la temblorina del miedo. Antes de que estos sentimientos se endurezcan, antes de que entren en acción las líneas argumentales, estos sentimientos, en general no deseados, están cargados de gentileza, de apertura, de cuidado. Estos sentimientos en cuya evasión nos hemos especializado nos pueden suavizar, nos pueden transformar. La franqueza de la calidez natural es a veces agradable, a veces desagradable: como "Lo quiero, me gusta" o como su opuesto. La práctica es entrenarnos en no escaparnos automáticamente de la ternura incómoda cuando surge. Con el tiempo podemos aceptarla, igual que aceptaríamos la ternura cómoda de la gentileza amorosa y el aprecio genuino.
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