miércoles, 12 de junio de 2024

Mi prima Marisa


Cuando pienso en mi prima Marisa, la veo de joven, con un vestido verde largo, guapísima aunque incómoda, en una de las cenas de Nochebuena que se celebraban en casa de mis papás. Yo quería ser como Marisa, pensé varias veces, pero sin las migrañas. Creo que nunca nos parecimos y yo aún tengo migrañas.

Cuando pienso en mi prima Marisa, la veo sentada en una minúscula sillita en el patio de atrás de aquella casa azul de mis abuelos, sus segundos padres, en la calle de Esperanza. Estaba esperando a su primer hijo, o quizás al segundo. Tenía una panza enorme y pintaba muebles para el cuarto del bebé, que llegaría muy pronto. Se veía radiante.

Cuando pienso en mi prima Marisa, recuerdo la primera vez que fumé mota: fue con ella y su pareja de aquel entonces, David. Creo que estábamos en su recámara en la casa de Copilco, adonde se mudaron después del terremoto del 85 y donde yo aterricé cuando abandoné la casa paterna. Yo no sentí nada. También recuerdo que era súper fan de la serie de detectives Moonlighting, que protagonizaran, allá en los 80, Cybill Shepherd y Bruce Willis.

Cuando pienso en mi prima Marisa, recuerdo a sus hijos, Damián y Román, con qiuenes conviví, e incluso cuidé, cuando aún eran niños. Nos quisimos. Y recuerdo a sus hermanos, mis otros primos Herrán: Bego, hoy tan parecida a mi abuela María Luisa, y a Jose, mi primo favorito durante la infancia. También nos quisimos.

Cuando pienso en mi prima Marisa, recuerdo esa ocasión, también en Copilco, cuando yo esperaba la visita de Deepak Lakshminarayana, mi primer amor. Mientras hablábamos y hablábamos, tocaron a la puerta. Pensando que era él, ella se apressuró a abrir. Resultó que era un vendedor que traía jamaica. Le compró no sé cuántas bolsas con tal de que se fuera rápido para dejar el espacio al joven indio, que nunca llegó.

Cuando pienso en mi prima Marisa, recuerdo que me contaron que cuando visitó a mi mamá, después de la muerte de mi papá, olvidó una cajetilla de cigarros y mi mamá retomó el vicio. En el funeral de mi mamá, yo le pedí un cigarro, diciéndole algo así como que me lo debía. No me acuerdo si me lo dio, pero casi de inmediato, rectifiqué y le dije que no me debía nada.

Cuando pienso en mi prima Marisa, la veo comiendo arroz frío del refri. Lo aderezaba con mayonesa con jalapeños. Durante algún tiempo, yo hice lo mismo cuando ya vivía sola. La recuerdo, también, preparando la famosísima "carne gris" (así le decía yo de niña) que nos hacía mi abuela María Luisa cuando íbamos los martes a comer a su casa: bisteces de res fritos con harina y huevo. Creo que nunca he vuelto a comerlos.

Cuando pienso en mi prima Marisa, me vienen a la cabeza todas las canciones de José José de quien era fan irredenta. Y también recuerdo, y ahora puedo volver a disfrutar, el casete de Paul Simon, su álbum Graceland, que ella y David me regalaron cuando cumplí 25 años, hace ya 36. Creo recordar que su cumple era el 13 de abril (me llevaba 11 años) y que decían que su padre, José María, había lamentado que no naciera el 14, el día de la República. Ni a él, ni a su madre, mi tía Maricarmen, la hermana menor de mi papá, los conocí. Ella murió poco después de dar a luz a su tercer hijo y él, poco tiempo después, de tristeza y alcohol. A Marisa le aterraban las mariposas negras. Dicen que porque había visto una el día que murió su mamá.

Cuando pienso en mi prima Marisa, lamento que la vida nos haya llevado a desencontrarnos. Nunca encontramos el camino de vuelta, pero como dicen por ahí, lo bailado nadie nos lo quita. 

Antenoche me enteré, por una foto en feisbuc que compartió una sobrina, que mi prima Marisa había muerto.
Le deseo, de corazón, que encuentre la felicidad y trascienda el sufrimiento.
Y le dejo estas flores de mayo, esperando que le hubieran gustado:






2 comentarios:

  1. Que hermoso Adela. Gracias por compartir

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    1. Me alegro que te gustara... y me encantaría saber quién eres 😎

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