viernes, 21 de marzo de 2025

Primavera


Me despierto para bañarme y estar lista para ver a un paciente temprano en línea. Más tarde me iré a México, a la ciudad, pues. El paciente no llega (ya lo sospechaba y me pesa) y El Coleccionista, mi programa matutino de música clásica, festeja la llegada de la primavera. Empieza con Bach y una sonata para violín y clavecín (piano), la número 2, y luego prometió a Vivaldi, claro, con su concierto para violín en mi mayor La Primavera, aunque está vez lo escucharemos con trompeta como solista.

No falla. Cada año Vivaldi y cada año la primavera. Todavía.

Estos días, cuando he salido a caminar la primavera es aroma.
Dos predilectos, como diría mi abuela Rosa: el de las flores de los flor de mayo que se empiezan a cubrir de rosa con algo de blanco y amarillo. Todos son hijos del que plantamos hace décadas Santiago, su papá y yo.
Aquí al pie del árbol madre:

 







Y los tapetes de flores de jacaranda que cubren ya las baldosas y el pasto empiezan a descomponerse y despiden un perfume dulzón con un mínimo punto ácido. También me fascina.
Como tampoco puedo transmitir su aroma, dejo una foto de las flores antes de caer: 









Y quién no conoce la primavera de Vivaldi, comenta El Coleccionista. Y empieza a sonar. Se me humedecen los ojos y me pongo feliz. Me encanta. Primavera hecha sonido, música.

Hoy no hubo "caminata contemplativa", como les dice una vecina a mis paseos matutinos con cámara en mano, pero entró oficialmente la primavera, que ya andaba por aquí desde hace semanas.

Y Vivaldi, el cura rojo, se vuelve a acabar. Sonará otra vez. Ojalá
Hoy, como todos los días, toca seguir.
Vendrá Ravel, con "Espejos".

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