La diferencia entre confianza y orgullo
A veces confundimos la confianza y el orgullo. Sin embargo, son muy diferentes. La confianza es una virtud; algo que necesitamos. El orgullo es una klesha [estado mental alterado]; algo de lo que necesitamos deshacernos. Puesto que, no obstante, en ocasiones los confundimos, deberíamos ver lo que es el orgullo en realidad.
El orgullo es cuando te llenas con un sentido de tus propios logros, como cuánta práctica haces y demás. El problema con el orgullo es que, no solo la propia mente se llena con un sentido de lo que has hecho de tal forma que se resiste a mejorar, sino que, además de eso, sobre la base de ese sentido de los logros, denigramos a otros. En un estado de orgullo, nos comparamos con los demás y siempre encontramos que son insuficientes. Y este es el peor problema que el orgullo nos trae.
Necesitamos distinguir, sin embargo, entre confianza y orgullo, y con respecto a ellos, necesitamos recordar que cuando hacemos cosas buenas, las estamos haciendo, entre otras razones, para nuestro propio beneficio. Por ejemplo, algunas personas sienten la necesidad de publicitar sus virtudes, como cuando dicen: "Soy una persona benévola" y demás. Y, olvidando el punto de tener buenas intenciones, pueden sentirse decepcionadas cuando los demás no están conscientes de su virtud o se rehúsan a aceptar su existencia.
Necesitamos considerar la analogía de los dibujos de un niño. Cuando los niños dibujan, dibujan representando sus propios sentimientos y su propio sentido de las cosas, no tomando en cuenta los gustos del mundo adulto. De la misma manera, nuestra práctica es un reflejo de nuestras propias necesidades, nuestros propios sentimientos y demás, y no es algo que esté diseñado para presentarse directamente antes los demás.
La virtud, como sea que la cultivemos, nos debería de hacer entrar en calor, como esos calentadores de manos que usa la gente cuando trabaja a la intemperie en climas extremadamente fríos. Y si nuestra propia virtud no nos produce algún calor o calidez, entonces nos quedamos sin nada útil que compartir con otros. El propósito de nuestra virtud es mejorar nuestro estado mental e incrementar nuestra propia felicidad y bienestar y otorgarnos confianza. Por lo tanto, la confianza es importante, pero si nuestras buenas intenciones de alguna manera se congelan en nuestro interior, entonces nos convertimos en algo como un trozo de hielo, carentes de cualquier calidez.
En breve, necesitamos confianza pero no necesitamos orgullo.
De una enseñanza otorgada por el Gyalwang Karmapa 17 en Bodhgaya, 2014. |
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