Del lat. aversio, -ōnis.
1. f. Rechazo o repugnancia frente a alguien o algo. Aversión A los espacios cerrados, HACIA las serpientes, POR la impuntualidad.
En las enseñanzas del Buda, la aversión es uno de los tres venenos responsables de que siga girando la rueda del sufrimiento, el samsara. Los otros dos son el deseo o apego (lo contrario a la aversión) y la ignorancia (la fuente de todos los malentendidos).
En los años que llevo estudiando y practicando en esta tradición, he leído innumerables textos al respecto. He escuchado n enseñanzas de mi maestro y de otros maestros al respecto. He hablado sobre ello con compañeros y amigos en el camino. Pero me faltaba aunar, a mi entendimiento racional, el experiencial. Y la pandemia/confinamiento/cuarentena me lo regaló.
Después de días y semanas de estarme peleando, internamente (en mi mente, pues) con mi anfitriona, buscando y encontrando cualquier pretexto para criticarla, juzgarla, rechazarla, llegó un momento, acostada en la cama una madrugada, en que, de pronto, me di cuenta de que todo eso que experimentaba en mi interior (y que por supuesto me producía sufrimiento) no era sino la aversión en todo su esplendor. Y era mía, producto de mi propia mente, una actitud que desde tiempo inmemorial me ha hecho sufrir, como a todos los demás seres.
Fue una revelación. Una epifanía, como diría mi hijo.
Sentir la aversión en la piel, en los huesos, en la respiración y reconocerla fue el primer paso para empezar a soltarla. Para empezar a deshacer el nudo que mi mente confunde con un mecanismo para lidiar con el estrés y la incertidumbre, cuando, en realidad, solamente los hace mucho peores.
No es que me haya curado del todo, pero a partir del momento en que pude empezar a relajarme, empecé a detectar el veneno antes de que haga todo su efecto, empecé a permitir que la constante lucha se desvanezca, transformándose en un espacio donde caben otras posibilidades, como la compasión o la gentileza.
También entendí aquello de que cualquier persona, ser o situación puede ser tu maestro si tienes el valor de relacionarte con él o ella desde la apertura.
No sé qué haría sin el dharma en mi vida.
Habría enloquecido seguro.
(Gracias al Buda
por transmitirnos estas enseñanzas. Gracias a mi maestro
por ofrecérmelas
con la paciencia y el amor necesarios para que lleguen a hacerme sentido.)
Yo describo eso como un momento aha! Donde cae un centenario que permite colocar una pieza del rompecabezas!!
ResponderBorrarSe siente bien😀
Exacto, amiga, otra manera de llamarlo. Y sí, se siente bien y hay que seguir trabajando porque los patrones habituales son taaan insistentes...
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