Una amiga niña llegó a verme con un tenis de un modelo en un pie y uno diferente en el otro. Me contó que ella y su mejor amiga habían intercambiado zapatos para seguir acompañándose después de decir adiós. Tú y yo tenemos pies de tamaños muy diferentes, así que no podríamos seguir su ejemplo. Pero decidimos comprarnos el mismo modelo de blusa, del mismo color, para usarlo el mismo día... Convencida de que relacionarse así pertenecía a un pasado lejano, más anhelo que realidad, hoy me sorprendo disfrutándonos y sonrío.
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