miércoles, 9 de mayo de 2012

Enseñanza

para Santiago

"No se enoje, jefa, no pasa nada", me dijo un limpiaparabrisas sonriendo. Yo recién le había espetado un repetido "no gracias, no gracias, no gracias" cuando él y su compañero intentaron limpiarme el vidrio delantero de mi coche mientras esperaba yo, impaciente, a que el semáforo se pusiera en verde.

Mi hijo, que iba de copiloto, se limitó a sonreír discretamente con cara de "te lo dije".

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