martes, 8 de mayo de 2012

Juana

Hoy es martes y mi casa comienza a oler a casa. Juana está en la cocina, haciendo maravillas. El olor a apio, a zanahorias y chayotes, a frijoles hirviendo, a yerbas varias se pasea por todos los cuartos, dándole vida a los espacios y abriéndome el apetito. De pronto, el sonido de la licuadora y la promesa de una comida de verdad cuando vuelva del trabajo. Y por si esto fuera poco, con sus guisos Juana conjura, aun sin proponérselo, la presencia de Dasha, esa gran amiga que murió hace seis meses ya y que hoy vuelve a hacerse presente con los aromas de la comida que tanto disfrutaba y compartía. Qué insondables los caminos de los recuerdos: se  entretejen con el presente y alimentan (en más de un sentido) mi gratitud...

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