ironía
Vas al súper para distraerte del dolor (el corazón se te ha seguido rompiendo) y la máquina expendedora de boletos para el estacionamiento te habla (cómo odio a las máquinas que me hablan): Su boleto se está imprimiendo, por favor tómelo y avance, y no se le ocurre mejor acento que el del español de España.
Quizá sea la vida que cecea solo para recordarte que sigas adelante...
Yo tambien he odiado esa voz de la maquina.
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