miércoles, 4 de febrero de 2015
Vulnerabilidad 5
Dicen que no hay quinto malo. Ojalá, que ya me he adentrado en este territorio por lo menos cuatro veces antes (1, 2, 3, 4), sin contar alguna traducción sobre el tema (aquí). Y supongo que será tarea del resto de mi vida.
Hoy se manifiesta, la vulnerabilidad, como una sensación de tener la cabeza más ligera, como si pudiera volárseme. Debe ser la certeza del final. De que lo que estaba por resolverse y terminarse, se resolvió y se terminó. Su brazo que ya no está. Sus palabras que se llevó el viento. Mis piernas que flaquean, pero no dejan de sostenerme. Mi respiración que juega a detenerse unos segundos, aquí y allá.
Hoy no hubo tequila ni vino. La cruda, la resaca, es solo de ausencia.
Y, como todo, pasará también.
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