lunes, 5 de febrero de 2018

Día de la Constitución


Cuando Adrián y yo nos casamos, hoy hace 24 años, lo celebramos con una comida y baile en el rancho de mi tía Marisa. (La ceremonia civil fue en la casa de mi papá, en el terreno contiguo, muy cerquita del volcán.)

Mi tía se encargó de conseguir la banda, que era un grupito de músicos, encabezados, creo, por el profesor de música de algún pueblo cercano. No estaba mal, aunque tampoco era ninguna maravilla. Pero nosotros fuimos muy felices bailando en una tarima tapizada con hojas de pino para que los pies resbalaran.

Eso sí, la canción con la que abrimos el baile no se me olvidará jamás. Era la versión en español de "The Last Kiss", una canción americana de los sesenta, traducida como "¿Por qué se fue y por qué murió?" e interpretada en México por César Costa.

Cuando me di cuenta de lo que estábamos bailando, le pregunté a mi marido: "¿Qué hacemos?". "Seguir bailando", me contestó con total aplomo. Y seguimos bailando. (Así era Adrián.)

Y eso es en realidad lo único que podemos hacer en la vida ("seguir bailando"), pienso hoy, que la muerte igual nos alcanzará tarde o temprano. Ni para qué estarse preocupando (y menos interpretando los aparentes signos ominosos que se nos cruzan el camino).

Hoy me queda aún cierta nostalgia por los aniversarios no celebrados (casi las bodas de plata), pero la vida tomó otros caminos. Y hay que seguir bailando.


Y dejo por acá la foto de una foto que me encontré dentro de una carta en el librero de mi cuarto. Estamos Adrián y yo en una pausa del baile, no en nuestra boda, sino en la de mi tía Marisa, su segunda, calculo que por noviembre o diciembre del 1995.

Yo llevo la parte de arriba de lo que fue mi traje de novia y en la panza a Santiago (que en breve empezaríamos a llamar Merengue), aunque eso aún no lo sabíamos.

Me parece una linda foto (con todo y el flashazo que se coló al fotografiarla).



















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