martes, 3 de julio de 2018

c o c i n a

Foto de Fuen


 Para Fuen, que me invitó a su cocina


La RAE, para esta palabra, se vio poco inspirada, aunque precisa. Dice que es la "pieza o sitio de la casa en el cual se guisa la comida" (que viene del latín coquīna, de coquĕre, 'cocer'). Además, da otras 4 acepciones, que tienen que ver con el aparato que hace las veces de fogón (donde se cocina), con el arte particular de guisar que tiene un determinado país o un cocinero, con un potaje o menestra de legumbre y semillas, y, finalmente, la registra como un sinónimo de "caldo".

Se le olvida a los académicos que la cocina suele ser el sitio de la casa que guarda una intimidad especial. Donde muchas veces nos reunimos no solo a comer, sino a estar, a querernos, a acompañarnos, a escuchar historias de los mayores (cómo no recordar a mi tía Marisa y su preciosa cocina mexicana en Chimal). En un programa que a propósito del mundial de futbol conduce un amigo mío todas las noches, la maestra de ruso que han invitado a participar hablaba hace unos días de este mismo papel de la cocina en Rusia. Supongo que en lugares fríos, el calor que allí se guarda lo hace aún más agradable.

Yo de niña, cenaba con mi hermano en la cocina, a veces acompañados por mi mamá; otras, no. Y la verdad que aquella cocina del departamento 2 de Uxmal 548 no era demasiado acogedora. 

La de mi casa actual es muy chica y está casi integrada a la estancia, separada del comedor solo por una barra. Y, en realidad, no pasamos demasiado tiempo ahí, más que para la elaboración de mis famosísimas quesadillas. Juana la ocupa toda la mañana cada 15 días. Y de vez en cuando, alguna amiga se apropia de ella y hace croquetas, bueno, Berna lo ha hecho una vez, y Mariel guisó varias cosas, siempre lamentándose de que le hacían falta instrumentos o de que algunos estaban guardados en lugares insólitos.

Foto de Fuen
Y hace algunos días conocí la cocina de mi amiga Fuen (o Fuensanta, que a mí su nombre me encanta). Resulta que ella y yo (compañeras durante años de primaria y secundaria y el primer año de la prepa), ahora nos comunicamos mucho por chat y nos contamos cosas y hemos creado un espacio muy íntimo de amistad. Y en ese espacio, platicamos y, a veces, ella guisa mientras tanto y yo, traduzco o corrijo a veces, sin abandonar la conversación. Y en esas estábamos, cuando por el mismo chat me mandó la foto que abre esta entrada y me decía: "las papitas para la sopa, fregadero, trastes y jardín :)" Y yo le agradecí el gesto, diciéndole que era como entrar a su casa. Y ella me dijo que "lástima que no salió el vasito tequilero (en el que sólo he tomado cloruro de magnesio); está justo colgadito en la escurridera de arriba". (Esto porque nos tenemos prometidos varias pláticas en persona con tequilita de por medio.) Y entonces me mandó la foto del mentado vasito y yo le pregunté si me prestaba la primera para el blog y me dijo que sí, que mejor que la segunda, pero yo acabo poniendo también la segunda, pues la ventana al jardín me encanta y me imagino ahí a Fuen, guisando y feliz.

Y compartiendo conmigo ese cachito de casa y de felicidad.

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