lunes, 1 de octubre de 2018

nueve de diez









Como "El dios de las pequeñas cosas" se ha traducido esta novela al español. Yo la leí en su versión original hace varios años. (Ya tiene más de 20 de haberse publicado.) Y justo el año pasado, su autora sacó a la luz su segunda novela: The Ministry of Utmost Happiness ("El ministerio de la máxima felicidad" o algo así), que tengo entre mi lista de pendientes.

La primera novela de Arundhati Roy me deslumbró la primera vez que la leí. Y me siguió deslumbrando cuando la volví a leer, una segunda y creo que incluso una tercera vez (o esa la imaginé).

Me es difícil recordar el argumento —incluso habiéndolo releído—, pero no la intensidad de lo narrado y de la forma en que está narrado. La prosa, los diálogos, las descripciones de Arundhati Roy en esta novela me calan hasta la médula.

En algún momento llegué a tener dos ejemplares de la obra en inglés y uno en español (pero he olvidado cómo llegaron a mis manos). Ahora conservo solo uno en su versión original. (Los otros dos ya los regalé.) He prestado el libro. A veces, la reacción ha sido de total fascinación, como cuando lo leyó Fernanda. A veces, ha sido de rechazo (y de pronta devolución), como cuando intentó leerlo Evelyn. A mi hijo le gustó mucho.

Además de novelista, Arundhati Roy (que nació dos años antes que yo, en el 61) es activista política, comprometida con los derechos humanos y las causas ambientalistas. Estuvo involucrada en el mundo del cine y fue maestra de aerobics cuando ese mundo la desencantó. Es autora de numerosos ensayos sobre cultura y política contemporáneas y se le ha llegado a acusar de sedición, aunque no se hicieron cargos formales. En fin, todo un personaje ella misma en este mundo nuestro tan caótico: Roy apareció en la lista del Time en 2014 entre las 100 personas más influyentes a nivel mundial.


Y su "Dios de las pequeñas cosas", un hito indispensable en mi bibliografía personal.

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