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Hace 42 años mi amiga J y yo nos fuimos de viaje a Europa al terminar la prepa, después de unos meses de trabajo como maestras de inglés en Interlingua. El último país en nuestro recorrido fue España y ahí visitamos Santiago de Compostela y su impresionante catedral. Mientras recorríamos el monumento (tuvimos la gran suerte de ver el botafumeiro purificando el espacio), nos desviamos del camino principal y acabamos abriendo la puerta de un cuarto en una de cuyas esquinas había una imagen de nuestra Virgen de Guadalupe. J era muy religiosa y yo no, pero ambas nos dirigimos hacia ella como atraídas por un imán: un trocito de casa estando tan lejos. "Sois mexicanas, ¿verdad?" o algo así nos preguntó la mujer que cuidaba el lugar. Nos explicó que siempre que un mexicano entraba a esta sala, hacía lo mismo que nosotras. Sí, todos los mexicanos somos guadalupanos. (O casi.)
2
Mis papás tenían un amigo, Roberto Moreno de los Arcos, esposo de otra buena amiga, sobre todo de mi mamá, Cuca. Él era historiador (los otros 3, abogados). En una ocasión entró en una discusión con un colega español sobre la Virgen de Guadalupe. El español demostró que la suya era más antigua. Entonces Roberto le contestó: "Pero la nuestra es más milagrosa". En mi casa se contó esa anécdota varias veces a lo largo de los años.
3
Al despertar esta mañana al son de los cohetes para la virgen, iniciados desde las 0 horas o antes, pensé (no sé bien por qué) en la película Tizoc, de 1957 protagonizada por Pedro Infante, el indio Tizoc, y María Feliz, la bella criolla María de quien él se enamora. Yo debo haber visto la película en la casa de mi abuela Rosa en Cuernavaca, en alguna repetición posterior en el Canal de las Estrellas. Tengo la impresión de que el amor de Tizoc por María tiene que ver con que él ve en ella de algún modo a su virgen (¿la de Guadalupe?), aunque tendría que volverla a ver para confirmarlo. Sí recuerdo que la historia no acaba bien. Y hace unas semanas, cuando me disfracé para una fiesta de Halloween, donde ni los anfitriones se habían realmente disfrazado, alguien sacó a Tizoc a colación (por el disfraz de mi nuera) y yo dije que lo interpretaba Pedro Infante. Alguien más, con un dejo bastante edadista para mi gusto, dijo que yo seguramente lo sabría. Porque soy la más vieja aquí, ¿verdad?, le respondí. Asintió. Al poco rato me regresé a mi casa.
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