martes, 31 de octubre de 2023
Últimos días de octubre
martes, 24 de octubre de 2023
Invitado: Meido Moore
Impermanencia
Es fácil reconocer este hecho de la impermanencia en nuestros cuerpos o en la naturaleza transitoria de las cosas a nuestro alrededor. Obviamente, envejecemos. Las cosas claramente se oxidan, se rompen y demás. Incluso las grandes personas, todas desaparecen y se convierten en polvo, igual que sus obras, monumentos y recuerdos. Pero si examinamos más de cerca, vemos que incluso todos los diferentes aspectos de nuestra mente, o lo que consideramos que es nuestro «yo» —nuestros pensamientos, emociones, recuerdos y personalidades—, no son constantes. Nunca estáticos o permanentes, cambian por completo momento a momento y dramáticamente a lo largo del tiempo. Esto es muy interesante. Puesto de forma simple, somos incapaces de encontrar cualquier cosa que no cambie y se transforme, incluyendo este sentido interior de yo que cada uno de nosotros llama «mí». Así que ese es un aspecto innegable de la vida. Nada en absoluto es permanente, inmutable o estable. Nada en nuestro interior está fijo. No somos para nada, como tendemos a pensar, objetos que existen dentro del tiempo y atestiguan su paso, momento a momento. Nosotros mismos somos ese paso. De hecho podríamos decir que más exactamente parecemos ser procesos, fenómenos en curso manifestando flujo y transformación, más que cosas.
flor transitoria de piedra: la quinta de esta racha |
Original en inglés, aquí. Traducción al español e imagen, mías.
viernes, 20 de octubre de 2023
Home 24
o tres días al hilo
Día 0 (y varios días antes): Le salen 4 protuberancias a La Piedra (así con mayúscula porque es una Señora Piedra). Me pregunto si se abrirán como flores. No siempre lo hacen; a veces solo son la manera en que la planta crece.
Día 2: Vuelven a abrir las 2 flores del día anterior y abren 2 flores nuevas = 4 flores.
Día 3: Se cierran las primeras 2 flores y vuelven a abrir las 2 más nuevas.
jueves, 19 de octubre de 2023
aleatorio, random pues 2
Hace unos días descubrí que las hormigas cargan a sus muertos y se los llevan. Ya lo sospechaba porque a veces había visto un cadáver de hormiga en la cocina. Lo dejaba ahí y al día siguiente, o unas horas después, ya no estaba. No sé si las hormigas tendrán conciencia de la muerte y los muertos, como dicen que la tienen los elefantes, pero ver a una de ellas cargando el cadáver de otra idéntica es un espectáculo conmovedor, quizá por mis propias proyecciones sobre el asunto. Quién sabe.
Anoche salí a una junta en Salto Nuevo, nuestro proyecto renombrado. Pensé que no tenía caso llevar la cámara. Estaba oscuro, iba a una casa que aún está montándose, no habría posibilidad de fotografiar nada. (Casi no fotografío gente.) De camino al coche, descubrí una luna hermosísima: un gajo de luz brillante velado por unas nubes nimias en un fondo azul oscurísimo. Y le dije a Santiago, para recordarme a mí: «Nunca salgas sin tu cámara». Intenté disfrutar la imagen en el cielo sin tener que capturarla. Me sentí rara.
¿Que nos quemen una amistad es una muerte? ¿Una manera de morir? Supongo que sí. Por eso duele. Duele la necesidad del otro de acabar con todo, en un intento, seguramente fallido, de no sentir dolor. Y la historia se me repite, incluso con las mismas palabras. Qué triste. Cuando te iba a contactar para reiterar la invitación al retiro del fin de semana, me encontré con que habías abandonado los grupos. Así nomás. Sin decir nada. Y luego tu carta colectiva, una sorpresa dolorosa e inexplicable.
Hoy llegó a mi correo una cita de Chögyam Trungpa Rinpoché titulada "Un paso hacia la fe". Aquí mi traducción del original en inglés (que se puede ver acá):
No tenemos manera de evitar nuestra neurosis. Reconocer eso es un paso hacia la fe. Sabemos cuánto dolor hay en nuestras vidas, cuántos problemas hay de por sí. Ya estamos bien versados en nuestro propio problema de la realidad, en los hechos y las cifras, y en la verdad de la realidas. Ese es un paso hacia la fe.
Ojalá lo des.
Y aquí el cielo que parece el mar que parece el cielo:
miércoles, 18 de octubre de 2023
Invitada: Pema Chödrön
martes, 17 de octubre de 2023
Invitado: Yongey Mingyur Rinpoché
Al lidiar con el conflicto, primero deberíamos contemplar que nuestro adversario quiere ser feliz y estar libre de sufrimiento, justo como nosotros.
Luego, intentar ver las cosas desde su punto de vista. Mirando la situación desde su perspectiva, podremos ver con claridad quién tiene la idea errónea y quién está equivocado. También podremos ver con claridad nuestras propias fallas. Si, a través de esa contemplación, encontramos que somos nosotros quienes estamos equivocados, entonces podemos empezar a abordar esas fallas en nosotros. Si confirmáramos que sí, que la otra persona es quien está confundida y en falta, aún seremos capaces de ver la situación con compasión.
Reconoceremos que están intentando alcanzar la felicidad, pero malentendienden cómo lograrlo. Podrían estar lastimándonos y a otros también; sin embargo, podemos entender que su comportamiento está, de hecho, impidiendo la felicidad que están intentando alcanzar.
lunes, 16 de octubre de 2023
•e•c•l•i•p•s•e••
1. m. Astron. Ocultación transitoria total o parcial de un astro por interposición de otro cuerpo celeste.
2. m. Ensombrecimiento o deslucimiento de una persona o cosa, o de su importancia.
3. m. Ausencia, desaparición de alguien o algo.
eclipse lunar
1. m. Astron. eclipse que ocurre por interposición de la Tierra entre la Luna y el Sol.
eclipse solar
1. m. Astron. eclipse que ocurre por interposición de la Luna entre el Sol y la Tierra.
LLegó el día. Intentamos el Día Estelar en Teopanzolco, Yare, Santiago, Gabriel y yo. Pero cuando llegamos, había tanta gente que ni dónde dejar el coche. Se sentía nublado el día, pero como decía Yare, la luz estaba rara. Era la sombra de la luna cubriéndonos, cubriendo al sol, aunque el sol no lo supiera. Ni ella tampoco.
Yo había escuchado que en el CIICAp de la UAEM habría algo también, así que nos lanzamos para allá. Sin visores especiales ni vidrios ahumados. Había gente. Había música. Había comida. Había telescopios.
Pero nos sentíamos medio perdidos. Yo pensé que igual habría posibilidad de conseguir los visores o los vidrios para poder ver el fenómeno, pero nada. En ese no saber qué hacer, una señora se nos acercó y nos ofreció su vidrio ahumando. Lo había comparado fuera de su casa esa mañana. Y nos los fuimos poniendo frente a los ojos, para ver cómo la luna iba tapando al sol. Unos cuantos segundos. Dos veces. Y me hizo el día. Emoción total.
No lo pude fotografiar, pero he aquí la impresión que me dejó, en tinta y papel.
Y luego hicimos cola en uno de los telescopios donde una familia con 4 niñas tomó la vida entera para que todas vieran el fenómeno. Esperamos bastante tranquilos. Al final, logré volverlo a ver, muy de cerca, muchos menos impresionante que con el vidrio ahumado.
Y comimos tacos acorazados y alegrías y bebimos cerveza de raíz y luego nos pusimos a escuchar a los rockeros de Monodram en concierto. Buenísimo. La luz iba dejando de estar rara y se sentía comunión entre desconocidos. No ausencia ni desaparición, por suerte. Solo interposición de cuerpos celestes y nosotros tan tan pequeñitos.
Y como no pude fotografiar a los astros, fotografié a uno de los miembros del grupo, amigo de tiempo, y parte de su público. Y unas flores de un árbol enorme de nanche. y de regreso a casa, una rana René supervisando un camión de gas:
viernes, 13 de octubre de 2023
.t:r::a:::n::::s:::::i::::::c:::::::i::::::::ó:::::::::n...
último bicho fotografiado en Salto Chico |
Del lat. transitio, -ōnis.
1. f. Acción y efecto de pasar de un modo de ser o estar a otro distinto.
2. f. Paso más o menos rápido de una prueba, idea o materia a otra, en discursos o escritos.
3. f. Cambio repentino de tono y expresión.
Un espacio queda atrás. Con olor a nosotros. Con sabor a nosotros. Nos reflejaba: Lo reflejábamos. Se desdibuja a medida que las cosas (prestadas) regresan al lugar establecido por la dueña. A medida que las nuestras se mudan a un lugar nuevo. Deja de contenernos.
Un espacio nuevo que toma forma. Apenas. Nuestras cosas desperdigadas en desorden. Poco a poco encuentran su lugar. Traen nuestros olores. Nuestros sabores. Nuestros sueños. Nos contendrá y lo cuidaremos. Será nuestro un tiempo. Quién sabe cuánto. Conoceremos a los seres que ahí habitan. Nos amigaremos. Construiremos.
Y pasará. Como pasa cada instante. Entre uno y otro la posibilidad de liberarnos.
Y como mera curiosidad, un frase que incluye transición:
terreno de transición
1. m. Geol. terreno sedimentario donde se han hallado fósiles primitivos.
sábado, 7 de octubre de 2023
Invitado: Dzigar Kongtrul Rinpoché
jueves, 5 de octubre de 2023
Desagravio: toma 1
Para mi cumpleaños 60, mi amiga Ángeles me regaló el libro El olvido que seremos del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, donde habla de la vida y muerte de su padre. Yo había visto la película basada en la obra durante mi estancia en Madrid hace unos años, pero conectar primera mano la historia fue emocionante. Terminé de leerla en Chimal hará más o menos un mes, al tiempo que mi comadre me preguntaba por qué seguía escribiendo sobre lo que me dolía (o algo así) y me decía cómo a ella las cosas, los agravios si los había habido, se le olvidaban. Y entonces encontré una respuesta en las palabras del colombiano quien, hacia el final de su texto y a propósito de la camisa ensangrentada de su padre que él conservara durante varios años después del asesinato, dice:
Al escribir este libro la quemé también pues entendí que la única venganza, el único recuerdo, y también la única posibilidad de olvido y de perdón, consitía en contar lo que pasó y nada más.
Yo, por fortuna, nunca he vivido nunca algo tan descarnado como lo que cuenta Abad Faciolince, pero el dramatismo puede también tomar formas0 más sutiles, dolorosas a su modo. Cuando empecé mi serie sobre el "agravio" (aquí y acá), estaba tocando lugares oscuros y tristes que escocían de nuevo, disparados por acontecimientos presentes. Esos acontecimientos, de unos meses atrás, dispararon las sensaciones de ser tratada injustamente y sin claridad, por un lado, y, por el otro, de no contar con nadie que me apoyara, que me cubriera la espalda. A esto se sumó que el "agravio" incluiía también a mi hijo (se trataba de un asunto laboral en el cual participábamos como traductores). Hoy ya duele mucho menos. Quedan secuelas, sobre todo en términos de las relaciones personales con las personas involucradas, pero hoy intento no darles tanto peso. Soltarlas, pues, aunque cueste. Aceptar que las cosas suceden, que no son personales (aunque parezca) y que pasan. Al final de cuentas, esos sucesos me ayudaron a repasar y seguir soltando otros sucesos pasados mucho más dolorosos.
Ahora estoy leyendo una novela titulada Ragged Company (algo así como "compañía hosca") del escritor y periodista ojibwa de las Naciones independientes de Wabaseemoong (hoy Canadá), Richard Wagamese. Una de las protagonistas, Amelia (mejor conocida como One For The Dead) habla de los "mourning grounds", algo así como los "territorios de luto" y dice (en mi traducción):
Todos los tenemos y es solo aprendiendo cómo vivir con nuestros pesares mientras estamos aquí que nos liberamos de ellos.
He aquí otra posible respuesta para María Eugenia: Yo arpendo a vivir con mis pesares escribiéndolos. Y escribiendo me voy liberando de ellos. Uno a uno. Paso a paso. No conozco otro camino. Bendita sea la compañía de quienes escriben en pos de esa liberación. Me cubren la espalda y me acompañan.
Y nomás por puro gusto, cierro con una imagen tomada en mi caminata de esta mañana:
luna equivocada entre las ramas de un guamúchil |