Desde el primer día en que pasé por aquí me gustó sentir ese florecer perpetuo de unas y otras flores, de esas de las que nunca recuerdas el nombre pero siempre acompañan un color o un olor desde la otra orilla.
En un mundo descomunal, desde este jardín, siempre siento mi fragilidad. Y me gusta, porque más grato que el sentimiento de fortaleza es siempre el de fragilidad. Fragilidad frente a la palabra, fragilidad frente a la palabra cuando se calla, mas aún cuando se dice.
Y ese es su dón. Será por ello que me gusta recostarme entre las flores que plasmas...
Desde el primer día en que pasé por aquí me gustó sentir ese florecer perpetuo de unas y otras flores, de esas de las que nunca recuerdas el nombre pero siempre acompañan un color o un olor desde la otra orilla.
ResponderBorrarEn un mundo descomunal, desde este jardín, siempre siento mi fragilidad. Y me gusta, porque más grato que el sentimiento de fortaleza es siempre el de fragilidad. Fragilidad frente a la palabra, fragilidad frente a la palabra cuando se calla, mas aún cuando se dice.
Y ese es su dón.
Será por ello que me gusta recostarme entre las flores que plasmas...
Un abrazo enorme,
Db.