domingo, 3 de octubre de 2010

1 comentario:

  1. Desde el primer día en que pasé por aquí me gustó sentir ese florecer perpetuo de unas y otras flores, de esas de las que nunca recuerdas el nombre pero siempre acompañan un color o un olor desde la otra orilla.

    En un mundo descomunal, desde este jardín, siempre siento mi fragilidad. Y me gusta, porque más grato que el sentimiento de fortaleza es siempre el de fragilidad. Fragilidad frente a la palabra, fragilidad frente a la palabra cuando se calla, mas aún cuando se dice.

    Y ese es su dón.
    Será por ello que me gusta recostarme entre las flores que plasmas...

    Un abrazo enorme,
    Db.

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