lunes, 23 de octubre de 2017

Reencuentro en 3 actos

y un epílogo

1

Llegué con más de 20 minutos de anticipación y me puse a hacer tiempo. Caminé una cuadra de ida. Luego de vuelta. Luego hasta la esquina de otra calle. Detrás de un árbol, vi la hora. Estaba nerviosísima. Hacía 5 años que nuestra relación había quedado suspendida, por iniciativa mía. Y ahora por iniciativa mía, nos tomaríamos un café.


2

Ya estaba ahí. Con su café. Esperando. Me acerqué. Le di un beso. Lo toleró. Casi inmóvil. "¿Ya tienes tu cafecito?". Pregunté lo obvio (¡y en diminutivo!), por decir algo. Me fui por mi café. De espaladas, me preguntaba tantas cosas.


3

Me senté enfrente. Y empezamos a hablar. Y seguimos hablando. Y hablando. Conectándonos como siempre. Como si retomáramos una conversación comenzada unos cuantos días antes. Y me relajé. Y se relajó. Y me preguntó si tenía tiempo para otro café. Y fui a la barra a pedirlos. Y ella se quedó cuidando las bolsas. Y seguimos hablando. La gente iba y venía. La luz cambiaba. Y hablábamos.


*
"Voy a ir levando anclas", dijo. "Yo también", respondí. Recogimos nuestras cosas. Nos enfilamos hacia la puerta. Salimos juntas. Ella había dejado su coche en el valet parking; yo, en la calle de al lado. Nos despedimos, con un beso y un abrazo, mutuos, y algún comentario de lo bien que lo habíamos pasado. "Estamos en contacto", dijimos.

Camino a casa, vi que habían transcurrido 3 horas y media de plática. Casi como antes. Volví con una mezcla de gusto y de nostalgia. Con incertidumbre de lo que vendrá.
Con un arrepentimiento, apenas formulado, por los 5 años perdidos...

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